La revuelta y toma del regimiento empezó cerca de las 08:00 y de inmediato la información llegó a Carondelet.
Tras una serie de reuniones con sus colaboradores, como el ministro del Interior, Gustavo Jalkh, y el secretario de la Administración, Vinicio Alvarado. Correa decidió ir al Regimiento Quito a enfrentar y a desmentir los presuntos perjuicios de la Ley de Servicio Público a la institución.
La tropa reclamó por la eliminación de las condecoraciones y bonos por años de servicio. Ante los amotinados, Correa resaltó las obras que el régimen hizo en beneficio de los gendarmes. Recordó el incremento a sus salarios, la dotación de armas, mejoras en sus condiciones de trabajo. Pero esas palabras en vez de calmar los ánimos aumentaron la beligerancia y los gritos de: “No lo escuchen a este mentiroso”, “abajo el Presidente”, “queremos nuestros bonos”.

Las primeras bombas por parte de los uniformados se lanzaron cuando por la avenida Mariana de Jesús llegaron los primeros simpatizantes de Correa. Otra vez volvieron los enfrentamientos y también aparecieron los primeros heridos: más de una veintena de asfixiados.

A las 20:30 se inicio el rescate. En camiones por rutas diferentes llegaron los militares, que fueron recibidos a bala por los gendarmes, según dijo el Comandante General de las FF.AA., Ernesto González, además dio cuenta de 27 militares lesionados. En la policía se informó que 17 de sus uniformados resultaron heridos.

Ya en Carondelet el Presidente manifestó que hubo derramamiento de sangre inútil y que esto no podía quedar en la impunidad, frente a simpatizantes que colamron los alrededores del palacio presidencial.

Finalmente este hecho ha sido lo mejor que le pudo haber pasado al régimen de Correa, al fin y al cabo obtuvo su tan esperado momento de popularidad, mientras explota las escenas cursis de un presidente llamando a la muerte, a la vez que su propia guardia pretoriana repartía plomo ante unos manifestantes sin nada más que gases lacrimógenos. Cualquiera se hubiera envalado, porque en Ecuador nadie teme a la policía, saben que les cobran cada bala que disparan, cuando tienen alguna que disparar con sus antiguas pistolas. Eso y algunas cuadrillas de delincuentes de medio pelo, oportunistas que saquearon tiendas en barrios populares.
Ni la universal CNN internacional tenía más que emitir que lo que le filtraba el Gobierno. La única versión de los hechos que el mundo conoce es la que el Estado ecuatoriano ha querido dar. Y por muchas horas esa fue la única versión que incluso los ecuatorianos conocieron. Por ultimo cualquier programa que intentara transmitir algo diferente sería cerrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario